Medio día después de ganar el título del Apertura 2016, los Tigres del fútbol mexicano amanecieron ayer rendidos ante el portero argentino Nahuel Guzmán, quien detuvo tres penaltis consecutivos en la final, y luego quitó importancia al hecho al asegurar que los había adivinado.
Anoche, en las últimas horas de la Navidad, los ‘felinos’ del entrenador brasileño Ricardo Ferretti le ganaron al América de manera milagrosa cuando su volante con nombre de Mesías, Jesús Dueñas, hizo un gol de último minuto y provocó la serie de penaltis que convirtió a Guzmán en algo cercano a una divinidad local.
En un partido que se le fue de la mano al árbitro, los Tigres llevaban la peor parte y estaban a punto de ser derrotados, pero en el último minuto de la segunda prórroga Dueñas aceptó un pase de Jurgen Damn y convirtió de cabeza para poner el 1-1 que dio la vuelta a la final.
La catarsis fue homérica y acabó cuando Ferretti llamó a sus jugadores para armar la lista de tiradores al arco. Entonces sucedió el antes y después del partido, le preguntó a su portero si quería lanzar el quinto penalti y con aire de nigromante Guzmán le respondió que no porque no habría quinto. Ferretti lo miró como se ve a alguien en estado de gracia y lo sucedido minutos después confirmó que a Guzmán solo le faltó levitar debajo de los tres palos. Con el esqueleto erguido intimidó al brasileño William Da Silva, al argentino Silvio Romero y al mexicano Javier Guemez y le paró los disparos mientras sus compañeros anotaban tres veces.
De buena talla, flexibilidad de gato y carácter, es Guzmán un portero que también sabe jugar con los pies y un líder que cree en sí mismo como demostró ayer al advertir a sus compañeros que iba a parar los penaltis decisivos del campeonato.
EL AMÉRICA RECLAMÓ POR AGRESIÓN
El vicepresidente deportivo de las Águilas del América, Ricardo Peláez, reclamó enojado que la directiva de su equipo fue agredida en el palco del estadio Universitario de Monterrey, donde perdieron ante Tigres la final del Apertura 2016 del fútbol mexicano. “Nos apedrearon el palco, nos aventaron bombas de humo y encendedores, no había elementos de seguridad y tuvimos que cerrar las cortinas”, dijo el directivo.
América perdió la final al errar tres tiros de penalti en la serie decisiva de los 11 pases, fallados por el brasileño William Da Silva, el argentino Silvio Romero y el mexicano Javier Guemez, cuyos disparos fueron detenidos por el portero argentino Nahuel Guzmán. Peláez llamó chillones a los Tigres que protestaron porque los molestaron en el partido de ida en el estadio Azteca en el que un hincha de América fue grabado mientras utilizaba un láser para molestar a los ‘felinos’.
“Que sigan chillando”, dijo el jugador retirado, cuyo equipo estuvo a un minuto de ganar el título del Apertura pero perdió una ventaja de 0-1 cuando Jesús Dueñas anotó de cabeza en el último minuto y provocó los penaltis.
América recibió una multa administrativa por el uso de láser de uno de sus aficionados en la ida y está por ver si reclama las agresiones que denunció Peláez ante los medios, que de ser comprobadas, pueden causar un castigo al estadio Universitario.
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